31.1.10

No me limito a derivar el lamento humedo de los etereos filamentos de mis versos, temor no eterno pero evasivo entre las corrientes que covijan su convexo contorno de filosa lengua. El destino esta tejido entre las telarañas que divagan en la conciencia, me confino a enajenarme ante el estallido de una hecatombe de adjetivos que califican al sustantivo de frenetico y masoquista.